dissabte, 25 de febrer del 2012

LAS CUATRO ESTACIONES


Habia una vez un hombre que tenia cuatro hijos. En su afán por educarlos les quiso enseñar a no juzgar las cosas sin pensar.
Por eso los quiso enviar, separados y por turnos, a visitar un peral que habia en un huerto muy lejos de su casa.
El primer hijo llegó en invierno, el segundo en primavera, el tercero en verano y el más joven en otoño.
Cuando todos habian ido y vuelto, el padre los reunió y les pidió que cada uno dijera lo que habia visto.
El mayor dijo que se encontró con un árbol feo y seco.
El segundo hijo explicó que lo habia visto lleno de brotes verdes y con grandes promesas.
El tercero no estuvo de acuerdo, ya que él vió el peral lleno de flores, que llenaban el aire de un dulce aroma. Dijo que era precioso: la cosa más bella y llena de gracia que nunca habia visto.
El último de los hijos discrepó totalmente de sus hermanos. El habia visto un árbol maduro, marchitándose de tantos frutos como habia dado. Lo vio lleno de vida y satisfacción.
Entonces el padre les dijo que los cuatro tenian razón, porque cada uno de ellos solo habia visto una de las estaciones de la vida del peral.
Les dijo que no hay que juzgar precipitadamente.... quién dice un árbol, dice una persona...sólo veian una de sus temporadas. La esencia de lo que son: el placer, la alegria y el amor que comporta vivir, solo puede ser medido al final....Cuando todas las estaciones han pasado.
Si alguién se da por vencido durante un invierno, habrá perdido la promesa de una nueva primavera, la belleza del verano y la satisfacción del otoño.
No se debe juzgar el valor de la vida solo por una estación difícil.
La persona que persevera en la esperanza siempre encuentra un mañana mejor.